UN LEGADO DE AUDACIA Y ELEGANCIA

Inspirado por la libertad de las parisinas, la locura de sus amigos artistas y la tendencia del momento, Marcel Rochas no inventó un solo y único modelo distintivo, sino que acumuló, a lo largo de los años, decenas, una visión única de la feminidad. Una feminidad confortable, agradable de llevar, pero también de aspecto visual suntuoso. En realidad, la auténtica feminidad, la que le gusta a las mujeres y las hace bellas. Ya sea con un vestido de tenis sport chic (1929), un vestido de tubo negro adornado con un cordón blanco gráfico (1931), con una silueta egipcia, los hombros anchos, las caderas estrechas y la cintura alta (1932), o un vestido cargado de pájaros (1934), o incluso con un espectacular vestido de gitana de muselina multicolor o con una inimitable versión sirena (1946), siempre, de manera implícita, con los valores esenciales de la firma: la audacia, la alegría de vivir y la elegancia.